Después de tener durante casi medio siglo a la legendaria Lucía al mando de los fogones, Can Ros ha iniciado una nueva etapa en la que quiere respetar los orígenes y a la vez actualizar el espíritu de lo que uno espera encontrar al cruzar la puerta. Es una casa de comida con vocación tradicional y alma marinera. El nuevo jefe de cocina, Jordi Kevin Ballester, como el coche de aquel anuncio, es joven y está suficientemente preparado: deja atrás ni más ni menos que el trabajo de lugarteniente del Gresca («Pero los arroces, que en Can Ros son muy importantes, ¡aprendí a hacerlos en el Duran del Pertús!»). La sala es responsabilidad de Guillem Paula. Vais a ver qué presentaciones tan cuidadas. Vais a ver qué producto. Vais a ver qué señor restaurante ocupa el mismo espacio en el que antaño se vendía a raudales y el aceite a granel, se rellenaban sifones y se cortaba hielo para la nevera.